Una vez más el rumbo cambia.

Y te das cuenta de que estás perdiendo oportunidad tras oportunidad por miedo, que no eres capaz de tomar una decisión que no sea ignorarlo todo.
Buscas un cambio en tu vida, no un cambio cualquiera sino el cambio de encontrar un motivo por el que tener una ilusión al levantarte, pero cuando está la posibilidad delante tuya el miedo te echa para atrás, y el miedo ahora se hace respetar. Pero debemos aprender que hasta cierto punto, porque el arriesgar puede significar ganar. Y el ganar puede haberse perdido entre las oportunidades que dejas pasar.

"Cuando el lugar al que ir son todos los caminos".

Esa maldita parte que nos toca a todos, la que no nos da la opción de no aceptarla. Esa parte que todos tenemos que tragar sí o sí. Es la más jodida, la que más raspa la garganta y quema por dentro. Parece que nunca termina, ¿Eh?
Se hace de durar y respetar. Es esa parte que no tienes presente todos los días, sino que solo  cuando mejor estás te acuerdas, como para estropearlo todo. El día que más sonrías, el día que más feliz estés, cuando más has conseguido olvidar todo, ese día aparece y te parte. Te congela, te aparta de todo lo que habías conseguido de una manera fría y rápida. Te aisla de lo que más necesitas y en esos momentos no sabes escuchar nada ni a nadie, piensas que solo tú llevas la razón y que solo tú te puedes ayudar.