lunes, 11 de febrero de 2013

'Me acostumbré a llorar, cada vez que te recuerdo me cuesta cada momento respirar'

Quiero por una vez desde que se fue tomar una decisión correcta, al menos una. Porque esto poco a poco me va matando, va apagando mis ganas de vivir, como las bombillas que se apagan para siempre un día, como la piedra de un mechero que se desgasta con el tiempo o como cuando se gasta el gas que aviva la llama. Porque no sé si habrá alguien que comprenda el dolor que siento cada mañana al despertar, al despertar con una sonrisa pensando que el sueño que he tenido era la realidad, al pensar que todo volvía a la normalidad. Y soy yo misma la que con un pellizco se quita la sonrisa, demostrandome que el sueño era el de hace cinco minutos, no el pellizco. Me siento estúpida por estar aquí una vez más y por saber que no será la última vez. Siempre me pintaron como la persona que lucha más, como aquella que traga y traga con tal de no quitar su sonrisa. Sin olvidarse de mis defectos, decían que mi memoria no daba a basto, y que no era buena en eso de comprender cosas, hablaban de mi como la más enana, y como la más infantil. Y tenían razón, no solía rendirme rápido, ni reprochar nada, no era ni soy la más alta, ni tampoco la más madura.. Lo que nunca nombraron fue que era capaz de hacerles sentir lo que llaman amor, que era capaz de  demostrarles que existía. Tan solo lo hizo él, me lo dijo y me lo repitió hasta que acabe creyendomelo. Hoy esas palabras retumban en mi cabeza. Hacen latir mi corazón mas rápido a la vez que me quema la sangre en vena.
Dicen que quien juega con fuego se quema, me dí cuenta que el amor era tan peligroso como el fuego cuando ví que él había marcado mi corazón para toda mi vida como si de una quemadura a flor de piel tratase. No dejo de repetirme antes de dormir 'mañana será otro día' con la esperanza de que al despertar tenga noticias sobre el.

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